miércoles, 23 de agosto de 2017

Por una crítica afectiva


En medio de diversas agendas institucionales, podríamos decir que el de la 
crítica académica y la periodística son las dos formas más visibles y ampliamente difundidas de un formato esquivo.

La primera debe enfatizar sus marcos bibliográficos y saber definir con precisión el ejercicio disciplinar en el que se inscribe, orientado centralmente al llamado “paper” o en algunos casos reseñas académicas (aunque, cabe decirlo, ¡cuesta encontrar reseñas cinematográficas en revistas académicas de humanidades!). 

La segunda orientación, la periodística, tiene como fin central difundir y divulgar la información, estableciendo un lenguaje que pueda apelar a la masividad y donde la opinión puede aparecer tímidamente en un párrafo final. Su agenda depende de cartelera cinematográfica y tiende a ser un espacio que debe lidiar con exigencias de orden “industrial” o de la línea editorial del medio.

¿Cabría pensar un tercer espacio? Mi opinión es que sí. En el medio de estos dos polos, con distintos grados de acercamiento hacia uno u otro, medios, revistas y blogs de comentarios sobre cine. Algunos de ellos motivados por algún académico o periodista entusiasta. Por lo general se trata de grupos humanos que, por afinidad ideológica, ganas de mantenerse conectados por vía del cine, desarrollan un blog, podcast u otro enfocado a escribir sobre cine.

En el exacto momento en que las revistas impresas de cine en el mundo parecen empezar a desaparecer, una esfera ampliada de blogs y plataformas parecen hacer frente a un panorama de fragmentación cinéfila, arañando películas entre festivales, estrenos comerciales y plataformas digitales.

Se ha vuelto difícil, en parte, “estar al día” en todo, aunque parte de lo que se “disputa” hoy es la función de una crítica que pueda, desde un punto de vista propio, organizar y guiar a un lector interesado. El clima, sin embargo, puede parecer “ruidoso” a mirada externa. La cantidad abrumante de información se condice con una pulsión de actualidad en la cual la devoración se antepone a la reflexión o al análisis.

Se observa , a veces, la presencia de análisis escuálidos, dudosas fuentes o falta de manejo de referencias históricas, cuando no imprecisión en la manera de leer el cine con cuestiones que vayan más allá del “argumento dramático”.  Desde otro ángulo, podríamos hablar también de las distintas tergiversaciones al uso de las disciplinas académicas y periodísticas.


Esto es parte del contexto que me motiva a dar este taller. Postulamos la necesidad de una crítica afectiva, una que pueda distanciarse tanto  de la sobre-afectación (del presente) como de la des-afectación (disciplinar). Es este ejercicio de la crítica el que debemos disputar en el campo de análisis.

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